Dirijo este escrito
con el ánimo de contribuir a la búsqueda de soluciones estructurales y de fondo
a los profundos problemas del Departamento de La Guajira, los cuales fueron
consignados en el Plan de Desarrollo 2016 – 2019 “Oportunidad para Todos y
Propósito de País”.
Por primera vez en un
documento público como lo es el Plan de Desarrollo del Departamento, con
sinceridad y responsabilidad social, identificamos los profundos problemas de
la región, siendo esto el resultado de la consulta previa y del trabajo
armónico de múltiples actores tanto étnicos como sociales e institucionales.
Los problemas de La
Guajira no son fáciles, son estructures, son de vieja data, y parten del hecho
que como territorio y como nación desconocíamos la realidad de La Guajira, falencia
que se ha intentado superar por primera vez, dado que si no entendemos los territorios, nunca podremos
intervenirlos correctamente.
La realidad Señor
Presidente es que la crisis no se da solo en los municipios de Uribia,
Riohacha, Manaure y Maicao, municipios cobijados por las medidas cautelares de
la Corte Interamericana de Justicia y del reciente fallo de la Corte Suprema de
Justicia, y adonde se ha centrado la acción estatal, sino en los 11 municipios
que tienen presencia de pueblos indígenas, incluso en los pueblos
originarios de la Sierra Nevada de Santa
Marta donde conviven los Wiwas, Koguis y Arhuakos donde la desnutrición y la
pobreza también golpean pero que no han sido visibilizadas por los medios de
comunicación.
La realidad de La
Guajira es que es más rural que urbana, pero esta ruralidad se vuelve más
compleja por ser población altamente dispersa, y esta dispersión en el fondo
obedece a la baja oferta de recursos del entorno, que obliga a que una
comunidad requiera mayor extensión de tierras para poder sobrevivir; esta población,
en su mayoría indígena Wayuu, se está viendo afectada por una desertificación
contante y acelerada del territorio, que conlleva a una reducción de la oferta natural
de agua para subsistir, perdidas de sus ecosistemas y grave afectación de su
ambiente natural, con contantes sequias que han sido una constante histórica en
La Guajira.
Otro agravante es no
saber cuántos indígenas son y donde están localizados, se han hecho varias
microfocalizaciones con el valioso apoyo del ICBF, pero aún no se ha logrado
cubrir el 100% de los municipios estudiados, faltando aún por evaluar 7 de los
11 municipios con etnias del Departamento, en este sentido, es urgente un nuevo
Censo Poblacional con enfoque diferencial pero garantizando que se llegue a
todos los territorios.
El problema de La
Guajira es multidimensional y multisectorial, se requieren soluciones de
diferente tipo, algunas son del campo de la economía, otras de infraestructura
y equipamiento, otra está ligada a garantizar ofertas de bienes y servicios en
los territorios, tanto institucionales como privados, otras requiere generar
cambios en patrones sociales y culturales, tanto de las etnias como del mismo
Estado, donde la mayoría requiere involucrar a las comunidades para que asuman
sus propios procesos y sean gestoras de su propio desarrollo, pero lo que no se
puede seguir haciendo es mantener soluciones basadas en el asistencialismo,
esto no está contribuyendo positivamente y sí por el contrario, está
profundizando más la crisis.
Me gustaría darles a
conocer algunos temas que son fundamentales para afrontar los retos de La
Guajira:
a.
La Guajira más rural que urbana: Según estimación del Departamento,
La Guajira es más rural que urbana, en porcentaje que podría superar el 60% de
la población, en su mayoría perteneciente a poblaciones indígenas y afrodescendientes.
Mientras el DANE proyecta 280.00 indígenas en toda La Guajira, el Departamento
estima que esta cifra puede estar cercana a los 800.000, mayoría dela etnia
wayuu localizado en la media y alta guajira, donde la mitad serían menores de
17 años. De aquí la urgencia de un nuevo censo de población con enfoque
diferencial. Si la base poblacional esta
errada, todo el sistema de indicadores del Departamento como vacunación,
coberturas de educación y salud estarán errados.
Se requiere u nuevo
Censo de Población para estos territorios.
b. Brechas históricas, bajo desarrollo local, desempleo y
pobreza: Paralelo a
las grandes brechas del desarrollo entre los territorios rurales e indígenas y
los centros urbanos, y a su vez, de los municipios guajiros frente a los
municipios del centro del país, se suma el bajo desarrollo económico y social,
una tasa de pobreza multidimensional que supera el 84.6%,
y una población mayoritaria y laboralmente desocupada por falta de oferta de
empleo que garantice ingresos para el sostenimiento familiar.
Se requiere acompañar
a los municipios para promover el desarrollo local y desarrollar y fortalecer
sus dinámicas económicas, desarrollar una estrategia de cierre de brechas,
reducción de pobreza extrema y generación de empleo e ingresos para la
población.
En los resguardos se
requiere garantizar cadenas de comercialización de alimentos donde la moneda de
pago sea inicialmente el trueque hasta que puedan evolucionar a un sistema
monetario.
Se requiere
incrementar la capacidad productiva agrícola y pecuaria, desarrollar centros de
investigación agrícola y formar a los indígenas en técnicas agropecuarias.
c. Baja oferta del entorno: Los datos de micro focalización señalan que la población rural dispersa de la
media y alta guajira se duplico en los últimos 17 años, en un entorno que cada
día ofrece menos por causa de cambio climático, la erosión y la desertificación
acelerada, la deforestación, las sequias recurrentes, la minería extensiva y el
desplazamiento hacen que el entorno
ofrezca cada día menos recursos para subsistir.
Los indígenas ya no encuentran los alimentos de que dependían en antaño,
hoy día deben recurrir a los mismos alimentos que consumimos los demás
colombianos, pero que sin poder adquisitivo se ven privados de estos.
Se requiere un plan
para combatir la desertificación, un plan de adaptación al cambio climático,
programas para generar ambientes naturales sostenibles-
Se requiere evaluar
los títulos mineros entregados a la fecha y los que están en trámite, y evaluar
cuanto impactan los ciclos del agua y la seguridad alimentaria presente y
futura.
d. Dificultades de acceso a servicio vs alta dispersión
poblacional: La alta
dispersión poblacional de casi 800.000 indígenas hace que garantizar el acceso
a bienes y servicios básicos y esenciales que requiere todo ser humano sea una tarea de inmensos desafíos. En Uribía se ha identificado más de 22.023
puntos poblados dispersos , en Manaure 7.743, Riohacha 5.937, Maicao 5.135,
Dibulla 3.51, San Juan del Cesar 1.537, Barrancas 1.109, Albania 884, Fonseca
655, Hatonuevo 577, Distracción 339, Urumita 289, Villanueva 249, La Jagua del
Pilar 173 y El Molino con 82 puntos poblados dispersos hacen del Departamento
de La Guajira uno de los territorios más difícil de atender del país, lo cual
sumado al bajo desarrollo, inexistencia de vías técnicamente construidas, el
difícil acceso, la desertificación, el cambio climático y sequias recurrentes,
el bajo desarrollo social, hacen que garantizar derechos sea muy difícil, adicionado
a que a la fecha aún no sabemos cuántos somos y cómo se distribuye la población
dentro del territorio.
Uribia en un municipio
de casi 8.200 km”, Riohacha 3.120 km2, Manaure 1.971 km2, Maicao 1.782 km2, son territorios extremadamente extensión y todos forman parte de un
solo resguardo, los alcaldes no administran estos territorios por su
considerable extensión, se requerirá dividirlos administrativamente para poder
localizar en cada zona centros y puestos de salud y centros educativos estratégicamente
localizados que permitan a los indígenas acceder fácilmente, lo mismo que
puntos donde se oferten alimentos y
demás servicios que presta el Estado Colombiano, esto implica en
replanteamiento de los territorios, que por ser territorios y resguardos
indígenas requieren del concurso de las mismas comunidades indígenas, no puede
ser decisiones unilaterales.
Uribia presenta una
dispersión de 2.8 puntos poblados por km2 (34 personas por km2 aproximadamente)
con una red de trochas que supera los 26.528 km lineales, Manaure de 4.9 puntos
poblados por km2 (58 personas por km2 aproximadamente) con una red de trochas
de 8.476 km lineales, Riohacha presenta una dispersión de 1.9 puntos poblados
por km2 (23 personas por km2 aproximadamente) con una red de trochas que supera
los 6.093 km lineales y Maicao presenta una dispersión de 2.9 puntos poblados
por km2 (35 personas por km2 aproximadamente) con una red de trochas que supera
los 6.605 km lineales.
Se requiere vías de
penetración, energías alternativas en centros nucleados, y en lo posible,
desestimular la dispersión poblacional construyendo centros donde se
oferte bienes y servicios como
educación, salud, comercio de alimentos y bienes primera necesidad, para
estimular el reagrupamiento poblacional, que si es posible.
e. La crisis del agua. La Guajira siempre ha tenido dificultades para acceder
al agua potable, no solo en la zona urbana sino rural. Históricamente el
Departamento ha construido pozos profundos eólicos, reservorios, jagüeyes e
incluso hay más de 15 represas en Uribia, pero su llenado depende de la lluvia,
escasa en la región. Con los nuevos datos georeferenciadas de que dispone el
Departamento, en donde ahora y por primera vez sabemos dónde se localiza la
población rural dispersa, hemos visto que se hace necesario replantear los
esquemas de construcción de Pozos Profundos de tal forma que se garantice
cobertura universal, que si bien no es viable en este momento aplicar un
concepto como servicio domiciliario, si es válido pensar en un esquema que
garantice suficientes puntos de abastecimientos correctamente distribuidos de
tal forma que toda la población tenga donde conseguir el preciado líquido.
La opción de recurrir
a la desalinización del agua de mar es viable pero solo impactaría a las
poblaciones adyacentes a las zonas de playas, las que viven al interior de los
municipios de Uribía en zonas como las serranías de Cocinas, Jarara y la
Macuira donde se concentra la mayor parte de la población, las poblaciones de
Riohacha, Sabanas de Manaure, Maicao o Albania esta solución no sería viable
dado llevar el agua desalinizada de mar implicaría costos muy elevados y y por
lo tanto si requerirán de la opción de pozos profundos.
f. Educación. La tasa de deserción
del ciclo escolar del grado 1º de
primaria al grado 11 en la Guajira es del 78%, pero en Manaure alcanza el 93% y
el Uribia el 95%. Esto ocurre porque en
las zonas rurales donde está la mayoría de la población no hay suficiente
oferta educativa, un niño que logra llegar a 3º de primaria no encuentra oferta
en su entorno y deserta del sistema.
Adicionalmente, hemos
calculado que cerca del 30% de los niños ni siquiera se matricula, aunque el
Censo Nacional Agropecuario 2014 lo calculo en el 60%.
A esto súmele las
dificultades para llevar el PAE a las cientos de escuelitas dispersas, muchas
son simples enramadas, que no cuentan con energía eléctrica para refrigerar los
alimentos, no cuentan con agua potable y
la falta de transporte escolar incrementa la deserción dentro del mismo calendario
escolar.
Se requiere
reorganizar el sistema, desde el enfoque étnico diferencial, con grandes
concentraciones escolares tipo internados que permita incrementar las
coberturas y mejorar la calidad y continuidad del servicio.
g. Salud. En materia de Salud, el 80% de
los territorios no cuentan con oferta pública ni privada de salud, el 20% de la
población no está asegurada, y los asegurados no pueden hacer uso de su carnet
por no tener donde hacerlo, se ha calculado que el 79.5% de los partos son
subregistros (nacimientos en las casas), y muchos indígenas mueren por no tener
a donde llegar en caso de una emergencia de salud.
La solucionó no solo
es rediseñar el sistema de salud, sino que se debe garantizar servicios de
atención real dentro de los territorios con centros y puestos de salud que hoy
no existen, eliminar las berras del idioma, y de la pobreza que hace difícil a
los indígenas llegar a un centro hospitalario urbano.
Siguen los
subregistros de muertes por desnutrición, aunque hay la percepción de que se ha
reducido motivado por la mayor cobertura que ha logrado el ICBF en el
territorio.
h. Binacionalidad: Los indígenas wayuu no son colombianos ni venezolanos, son
wayuu, su territorio es uno solo, pero repartido entre dos naciones, la etnia
debe sufrir los efectos de las políticas fronterizas de los dos países para
transitar por un territorio que consideran como propio y ancestral.
La Guajira ha
dependido de la economía venezolana históricamente, no solo por los efectos
cambiarios, sino por temas de proximidad, hasta tal punto que la moneda que
circulaba en la alta guajira era el bolívar y no el peso colombiano. A raíz de la crisis económica venezolana se
ha producido cierres constantes de la frontera y se ha impedido el ingreso de
alimentos desde esta nación de la cual dependían tradicionalmente los wayuu
generando hambrunas porque como Estado Colombiano no reaccionamos rápidamente
para reemplazar con productos colombianos lo que se dejó de recibir de
Venezuela. EL Centro de acopia en Punta Estrella es una solución pero solo para
esta zona, el centro, sur y occidente de Uribia y las sabanas de Manaure,
Riohacha y Maicao no se benefician de este Centro.
Se requiere un acuerdo
con Venezuela para garantizar derechos al pueblo wayuu.
i. Perdida costumbres ancestrales e Intervenciones externas
erradas: Muchas
comunidades indígenas se han visto afectadas por procesos de aculturización,
con pérdida gradual de sus usos y costumbres.
Algunas comunidades han logrado sortear estos procesos y navegan
fácilmente entre los dos mundos, entienden la cultura occidental a la
perfección pero cuando regresan a sus territorios retoman sus usos y costumbres
inmediatamente, sin embargo, las intervenciones erradas de algunas
organizaciones no gubernamentales y del mismo Estado pueden haber generado
daños irreparables en estos aspectos. El
Antropólogo Wilder Guerra Curverlo señala que muchos temas que hoy son novedosa
para los wayuu y que están incorporando a sus formas de vida no siempre son
perjudiciales, lo que hoy es una novedad en 100% será parte de sus usos y
costumbres, el problema es no todo lo que se les lleva a los territorios ha
sido positivo.
Se requiere revisar
modelos de intervención y respeto de usos y costumbres (enfoque diferencial y
étnico), recordemos que ellos estaban primero que nosotros.
j. Usos y costumbres y barreras culturales: Los usos y costumbres no son
necesariamente una barrera, si reenfocamos el concepto se para observar que en
muchos aspectos se convierte más en una oportunidad que en un obstáculo. También debe ser visto desde el otro ángulo,
los usos y costumbres desde el Estado Colombiano, donde somos nosotros los que
muchas veces les imponemos barreras a las comunidades indígenas. Teniendo en cuenta que el 46% de la población
indígena no habla español, el acceso a la salud y a la educación resulta
imposible para los indígenas, porque los servicios que presta el Estado son en
español, pero los indígenas que no lo hablan se estrellan contra esta
barrera. Este fenómeno se observa en el
sistema de salud y educación, instituciones como los organismos de seguridad
del Estado, la Registraduría y otras
oficinas nacionales, departamentales y municipales.
k, Choque medicina tradicional vs occidental e
Inexistencia de oferta salud en
territorios indígenas:
la medicina tradicional indígena tanto de los wayuu como de las etnias de la
sierra nevada de Santa Marta es milenaria, el problema es que es una medicina
para enfermedades propias de los indígenas los cuales se ven enfrentados hoy en
día a enfermedades llevadas por occidente y para la cual esta no es
efectiva. Los indígenas dentro de su cosmovisión
no ven esto con facilidad y atribuyen muchas patologías a enfermedades
tradicionales sin serlo recurriendo inicialmente a su propia cultura, quitando
la oportunidad de que la medicina occidental pueda intervenir inicialmente a la
población.
Se ha vuelto común que
muchas comunidades cuando el niño enferma recurran al Piache (Outsü) impidiendo
la atención del niño por los sistemas de salud, amén de que cuando quieren usar
estos servicios occidentales no cuentan con el servicio cerca de sus viviendas
o enfrentan barreras para el acceso.
Se requiere
articulación intercultural entre medicina tradicional y occidental, para romper
estas barreras.
l. Desarticulación acciones y actores: Uno de los mayores problemas que
afronta el Departamento es la desarticulación de actores tanto públicos como
privados, en la presente emergencia se observa una competencia insana sobre
quien interviene más y primero, generándose aparentemente una especie de
turismo humanitario, pero pierden de
vista que el territorio es un solo y que lo correcto es la planificación de la
intervención del territorio con las mismas comunidades y de la
institucionalidad local. Si se logrará articular a todos los actores, incluidas
las entidades nacionales y las cientos de ONG que hacen presencia constante en
el Departamento, los logros serían muy superiores y por lo tanto la necesidad
de recursos adicionales podría ser menor.
Se ha observado como
los entes nacionales hacen los contratos desde Bogotá un ejemplo son los carro
tanques para llevar agua en la emergencia, se contrataron en Bogotá cuando en
el territorio hay disponibilidad de este tipo de vehículos, lo mismo para la
construcción de pozos y el suministro de ayudas, todo se hace desde Bogotá y no
desde la región, cuando en La Guajira hay capacidad para satisfacer estas demandas,
y de paso se generaría empleo y se dinamizaría la economía local.
m. Empoderamiento y transferencia de capacidades de
comunidades étnicas. Es urgente empoderar y transferir capacidades
a las comunidades indígenas para que sean gestoras de su propio desarrollo, se
debe apoyar al pueblo wayuu para que genere una gobernanza propia, el sistema
clanil disperso impide la correcta concertación y articulación de acciones,
pero esto se debe dar desde ellos mismos, el Estado puede estimularlo y apoyar
los procesos que ponen en funcionamiento los Territorios Indígenas respecto de
la administración de los sistemas propios de los pueblos indígenas, contemplado
en el Decreto 1953 de 2014.
Todo esto esta contemplado
en el Plan de Desarrollo del Departamento 2016-2019 “Oportunidad para Todos y
Propósito de País” del Departamento de La Guajira.
Mauricio Enrique Ramirez Alvarez